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Atención a la Educación sexual en adolescentes con y sin discapacidad mental

Por Pablo Urbano Romero Romo

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Por Pablo Urbano Romero Romo

Introducción

    La sexualidad está presente en todas las etapas de la vida, pero es en la adolescencia en donde se observa su mayor desarrollo que contrae cambios tanto fisiológicos como psicológicos, mismos en los que es necesario generar un equilibrio entre deseos, afectos y respuestas espontaneas del organismo para hacerse de una voluntad que modere la sexualidad y que no se incurra en riesgos por ignorancia. No se debe dejar de lado a los jóvenes con algún nivel de deficiencia mental a quienes se les deberá también proporcionar una educación acorde a sus necesidades. En el siguiente trabajo se presentan los elementos que intervienen en la educación sexual y los modelos que se han generado para la misma tanto para personas con un coeficiente intelectual normal como para quienes presentan alguna deficiencia.

     De acuerdo con  Rojas (2017) en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 evidenciaba que hasta ese año el 23% de la población adolescente de 12 a 19 años ya habían iniciado su vida sexual, de las mujeres que ya habían iniciado su vida sexual, más de la mitad (51.3%) ya habían estado embarazadas. 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron algún método anticonceptivo en su primer relación sexual, pese a que reportaron conocerlos. El 12% de los hombres y el 20% de las mujeres consideraban que un condón podría utilizarse más de una ocasión, y de manera global, el 21% desconocía que el condón servía tanto para prevenir enfermedades de transmisión sexual como embarazos.

     La educación sexual se da primero dentro de la familia, donde son los padres los responsables de llevarla a cabo, ellos tienen la responsabilidad de ofrecer a sus hijos, dentro de un marco de confianza, las explicaciones adecuadas a su edad para que adquieran el conocimiento y el respeto a su propia sexualidad. Para esta acción es necesario que se preparen, ya que es un tema que pueden considerar muy pudoroso y tomar acciones como hablar con sus hijos del tema indirectamente dejandolos que se enteren por otros, o simplemente dejarlos a la deriva suponiendo que con los años lo descubriran, desligandose de esta forma del asunto, y originando así una ignorancia y/o tergiversación respecto de la realidad de la sexualidad humana (Luisi, 2013).

     Es importante diferenciar entre la dicotomía sexo y sexualidad, pues la primera se refiere a las diferencias anatomo-bio-fisiológicas que caracterizan e identifican al hombre de la mujer, mientras que sexualidad está vinculada al desarrollo del ser humano e involucra aspectos biológicos, psicológicos, sociales, políticos, económicos, culturales, religiosos y espirituales (Marcano, 2014; Misle, 2009), sustentandose en el sexo y las relaciones de género, la identidad sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción, entre otros (Marcano, 2014; Ministerio de Salud y Desarrollo Social en Venezuela, 2004).

     El estudio y tratamiento de los aspectos relativos a la sexualidad humna se erige sobre la base de tres componentes fundamentales: a) la salud sexual y reproductiva (SSR), b) la perspectiva de género (PG), y c) la educación integral en sexualidad (EIS).

La salud sexual y reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear de la misma forma, además de la libertad para decidir hacerlo o no, cuándo y con qué frecuencia. Esta última se relaciona con el derecho del hombre y la mujer a obtener información de planificación de la familia, tener acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables de su eleccion, para la regulación de la fecundidad y recibir servicios adecuados de salud que permitan embarazos y partos sin riesgos (Gran, 2006).

     La perspectiva de género apunta hacia la distinción entre la diferencia sexual y los roles sociales que se construyen a partir de tal diferencia. Uno de sus objetivos es la consecución de la igualdad de derechos y oprtunidades entre varón y mujer, sin homogeneizarlos. La perspectiva de género comienza a utilizarse como instrumento para detectar situaciones de discriminación de las mujeres, tratando de conseguir que tanto hombres como mujeres participen en las distintas facetas de la vida en un plano de igualdad (Novoa, 2012).

     De acuerdo a la International Planned Parenthood Federation (IPPF) la educación integral en sexualidad (EIS) es una intervención educativa para mejorar los conocimientos, actitudes y habilidades en siete ámbitos: el género, la salud sexual y reproductiva, la ciudadanía sexual, el placer, la violencia, la diversidad y las relaciones. La EIS aplaza la edad de inicio de vida sexual, reduce el número de parejas sexuales y mejora las practicas de protección contra enfermedades de transmisión sexual, además incluye componentes que influyen en las actitudes, prácticas y resultados asociados con el ejercicio más amplio de derechos, ciudadanía y relaciones interpersonales en general (Rojas, et al, 2017).

     En el 2005 Lopez (2005) citado en Soriano, González & Soriano-F. (2014) clasificó los modelos en educación sexual proponiendo los siguientes: 1) modelo de riesgos, desde el que solo se interviene para prevenir riesgos relacionados con la salud como el embarazo o el CIDA; 2) modelo moral o de la abstinencia, propone transmitir la moral sexual de la religión motivando a los adolescentes a mantenerse castos hasta el matrimonio; 3) modelo revolucionario, pretende cambiar la vida sexual de las personas y defiende la conveniencia de tener actividad sexual placentera; 4) modelo biográfico y profesional, acepta el derecho de las personas a organizar su vida sexual de forma diferente, su objetivo es la adquisición de conocimientos y favorecer la acetación positiva de la propia identidad sexual. Barragan (1995) y Barragan et al. (1996) citados en el mismo artícul proponen  que la educación sexual parta de un modelo biopsicosocial, ya que cada vez que sobredimensionamos o excluimos alguna variable impedimos la posibilidad de comprender la sexualidad humana y adoptar un modelo de educación sexual más flexible, abierto y democrático, que valore las diferenrtes biografías sexuales.

Educación sexual en la educación especial

     En México se distinguen en especial dos primeros esfuerzos para la promoción de la educación sexual en el ámbito de la educación especial, uno de ellos fué  impulsado por la Doctora Margarita Gómez Palacios desde la Direccion General de Educación Especial (DGEE) en 1985. Tal programa incluía capacitación para los docentes y se pretendía que se aplicara dentro del aula de lo que hoy se conoce como CAM con el objetivo de propiciar en los alumnos la autodeterminación consciente y responsable de su sexualidad en función de sus posibilidades, con el fin último de promover la autonomía y adecuada socialización de los educandos, pero de este programa solo se logró la capacitación de los docentes, más no la aplicación dentro del aula. El segundo de los programas fue propuesto también por la Doctora Margarita Gómez y estaba dirigido hacia los docentes de preescolar y primaria de la DGEE, con el fín de generar un cambio de actitud en los educadores frente a la sexualidad y educación de estos alumnos para de esta manera lograr una relación pedagógica armoniosa entre el profesor y sus alumnos (Torres & Beltrán, 2002).

     Un adolescente con retraso leve puede llagar a tener una sexualidad muy normalizada, pudiendo formar una familia. Las personas con discapacidad mental leve pueden comprender la educación sexual básica e incluso de protegerse de las prácticas de riesgo (Caricote, 2012; Pereira, 2007).

     Por otro lado las personas que presentan deficit intelectual moderado deberán aprender y desarrollar la identidad de género y su comportamiento moral de acuerdo al aprendizaje en la familia o en la institución educativa. Estas personas son más vulnerables a sufrir y a cometer abusos, con grandes dificultades de evitar conductas sexuales de riesgo, sin embargo pueden aprender a respetar a los demás, masturbarse en privado, no abusar y no permitir ser abusados (Caricote, 2012).

     En cuanto a los jóvenes con discapacidad intelectual grave y profunda no son capaces de comprender las experiencias sexuales y regularlas de acuerdo a las normas sociales, dependen más de los padres y cuidadores, de tal manera que su sexualidad será la que los padres, educacadores y la sociedad les pueda permitir que tengan (Caricote, 2012; Flores y García, 1982).

     La educación sexual aportada a las personas con discapacidad mental deberá contemplar los mismos criterios y objetivos que la proporcionada a niños y adolescentes con coeficiente intelectual normal, solo que se deberá adecuar al nivel de conprensión de estos alumnos. Por lo tanto, es conveniente que los padres y docentes formen e informen en cuanto a las prácticas de relación sexual, métodos anticonceptivos, infecciones de transmisión sexual, entre otros. Cabe aclarar que la educación sexual también es formación acerca de sentimientos, comunicación, límites, conductas en privado y en público, formación de relaciones, etc. así se evitará solo enviarles mensajes negativos sobre el tema de su sexualidad que se reflejará en represión (Caricote, 2012).

Conclusiones

     En la sexualidad de los adolescentes influyen factores como el género y la cultura del medio donde se encuentran. El proporcionar a los adolescentes educación sexual les dará mayor oportunidad de aplazar el inicio de su vida sexual a una etapa más madura, elementos para disminuir relaciones sexuales riesgosas y de tomar acciones para prevenir embarazos prematuros así como la planificación familiar. En la educación sexual de los adolescentes es importante la preparación e intervencion tanto de docentes como de padres de familia, ya que muchos de los problemas en este tema se derivan de la mala comunicación y prejuicios presentes dentro de la sociedad por falta de preparación. Es importante tener claro que el objetivo es que los adolescentes tengan la capacidad de autocuidado en el inicio y desarrollo su vida sexual de manera que se tenga una cultura de salud y plenitud sexual.  Los adolescentes con discapacidad mental son más propensos a abusar o ser abusados por lo que adquiere mayor importancia que se les brinde la información adecuada y necesaria para disminuir su vulnerabilidad a estos riesgos.

Referencias

Caricote, E. (2012). La sexualidad en la discapcidad intelectual. Ensayo. Educere. Venezuela. Pp. 397-400. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/356/35626140020.pdf

Gran, M. (2006). La salud sexual y reproductiva. Revista Cubana de Salud Pública. Cuba. Pp. 1-2. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21432101

Luisi, V. (2013). Educación sexual en el conteto familiar y escolar. Educere, vol. 17, núm. 58. Venezuela. Pp. 432-433. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/356/35630404006.pdf  

Marcano, N. (2014). Modelo para educación integral en sexualidad desde el aporte de la prensa digital venezolana. Revista de investigación, vol. 38, núm. 82. Venezuela. Pp.104-105. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/3761/376140397005.pdf

Novoa, M. (2012). Diferencia entre la perspectiva de género y la ideología de género. Díkaion. Colombia. pp. 347-348. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=322127619001

Rojas, R., Castro, F., Villalobos, A., Allen, B., Romero, M., Braverman, A. & Uribe, p. (2017). Educación sexual integral: cobertura, homogeneidad, integralidad y continuidad en escuelas de México. Salud pública de México. Vol. 59, núm. 1. México. Pp. 20-21. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/106/10650518009.pdf

Soriano, E., González, A. & Soriano, M. (2014). Educación para la salud sexual. Del enamoramiento al aborto. Un estudio cualitativo con adolescentes españoles e inmigrantes. Perfiles educativos. México. Pp. 108-109. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/132/13230751007.pdf

Torres, I. & Beltrán, F. (2002). Programas de educación sexual para personas con discapacidad mental. Educación XX1. España. pp. 37-38. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/706/70600504.pdf

Diplomado en Psicología Clínica

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