Sin duda alguna el bienestar emocional es de importancia dentro de una sociedad, sin embargo, resulta aún más importante analizar el bienestar de las personas que día a día, conviven con generaciones de jóvenes (por lo general) o estudiantes a quienes les imparten cátedras acerca de una actividad, conocimiento o profesión determinada, es decir de el bienestar de los docentes.
Por lo anterior es necesario mencionar que es importante poder brindar a los docentes un apoyo psicológico que mantenga equilibrado su bienestar emocional, debido a que los docentes se encuentran todos los días enfrente de grupos de estudiantes a quienes es necesario impartir las enseñanzas que necesitan aprender y de no tener un apoyo o equilibrio emocional los docentes se verían afectados en conseguir su plan de estudio además de verse perjudicados en otras áreas de su vida.
Conociendo lo anterior es necesario reflexionar que la percepción integral de plenitud tiene que ver con el bienestar material, físico, social, profesional y emocional debido a que está ligado al sentido de satisfacción, por lo que dentro de las estrategias para el bienestar emocional se enumeran las siguientes:
Es importante mencionar que en resientes estudios se ha comprobado que la personalidad del docente es fundamental para determinar si este padecerá de algún tipo de estrés o tiene una predisposición acerca del mismo.
Se puede decir que el manejo adecuado del estrés va a depender en gran medida de los recursos psicológicos que cuente le profesor, a lo hay que sumarle las experiencias laborales así como la historia de su vida aunque la actitud del ser humano es cambiante y las actitudes que tomamos dependen del contexto en el que nos podemos encontrar, es decir de nuestra familia, amigos y trabajo una tendencia promedio puede ser parámetro de un comportamiento aceptado.
En este rubro acerca de la personalidad como fuente de estrés podemos mencionar los perfiles que describen, Kyriacou (2003) (citando a Dunham y Varma, 1998;Travers y Coopers, 1996) empezando por a) Tipo A el cual se caracteriza por llenarse de actividades de trabajo, ser persistentes en sus objetivos, incansables en sus metas, pareciera que este desafío los motiva y la tendencia a abrumarse de actividades lo hace trabajar bajo presión por lo tanto este estilo es candidato al estrés docente, b) Los del Tipo B son docentes con la particularidad de tomar sus actividades más a la ligera preocupándose nada más por lo necesario, c) El Locus Externo del control de la personalidad se sienten indefensos ante las situaciones externas por el poco control de las causas que lo originan contrario al d) Locus Interno que sienten que pueden influir en los problemas que les pasan. Por otra parte está la personalidad neurótica que por lo general hace sus propios juicios caracterizados por pensamientos negativos o incertidumbre lo cual hace que la mayoría de las situaciones las percibe amenazantes, y finalmente e) El Estilo Resistente al Estrés que enfrentan los problemas de manera coherente, directa, sin rodeos, tranquilos, dosificando sus actividades con una actitud positiva a los problemas.
La clasificación dada con anterioridad nos permite reflexionar sobre la importancia de la personalidad y como se conjuga con la salud física y psicológica del profesor que se manifiesta en el contexto educativo.
Es debido a que la docencia es una actividad que demanda mucho estrés laboral es que se necesita tener un equilibrio emocional adecuado en un ambiente laboral, pero cuando no ocurre el equilibrio las relaciones laborales se hacen tensas las actividades académicas se ven afectadas lo que lleva a tener actitudes desfavorables en las actividades académicas dependiendo de la personalidad del maestro se puede desarrollar diferentes problemas de salud.
Debido a lo anteriormente mencionado es lo que justifica la importancia de generar estrategias preventivas para el bienestar emocional dentro de los centros educativos con la finalidad de generar mejores condiciones de vida laboral.
En efecto, como bien se sabe todas las personas contamos con recursos psicológicos, intelectuales, genéticos y experiencias personales para confrontar las adversidades de la vida, pero existe un problema cuando dichas defensas ya no responden a nuestras necesidades, es cuando el estrés nos puede afectar.
Un ejemplo de lo anterior es cuando un maestro puede justificar que se le asigne un grupo de alumnos disruptivos como si fuere su obligación atenderlos, pero esto podría encubrir un desgaste emocional que afecte su salud física y mental y termine con una sintomatología de frustración o distanciamiento emocional manifestándolo a través de ausencias laborales por ansiedad e insomnio, además de lo anterior se puede tener un sentimiento de culpa que puede surgir y que se le atribuye debido a que no puede realizar la carga de trabajo y no por otra causa lo que ocurre se realiza de manera inconsciente, síntomas que no logra explicar por su posible falta de introspección que se tiene en la parte psicológica.
Para poder regular el estrés docente se recomienda un ejercicio de autoconciencia, es decir estar evaluar nuestras actitudes y reconocer que el estrés es parte de nuestra vida cotidiana y cuando nos percatemos de que ya hemos sido rebasados buscar la ayuda necesaria.
“En contraposición a la anterior manera de abordar un problema de estrés docente lo recomendable sería que el docente se maneje funcional en el ámbito laboral, lo cual consistiría en analizar y sopesar las situaciones de conflicto viéndose como parte del problema, lo cual implicaría una adecuada capacidad de introspección donde sus mecanismos de defensa que predominarían serian la racionalización que sería intentar encontrarle a los problemas un juicio lógico desde su rol docente. Experimentando sentimientos de culpa reparadora cuando considera que sus acciones se vieron involucradas en el problema, por lo tanto se ve como parte de la solución, presentando buena tolerancia a la frustración por lo que tiende a reprimir la agresión tanto física como verbal, este es otro mecanismo muy funcional al igual que lo es la sublimación, la cual le sirve para liberar el estrés disfrutando de todas las actividades recreativas como el deporte o los juegos, incluyendo la familia, es decir, intentan manejarse funcionalmente a partir de su estabilidad emocional.” (Ruiz, Torres, A, 2016)
En conclusión, se puede decir que la actividad docente, requiere de una personalidad equilibrada que puede ser trabajada y mejorada en terapia siempre y cuando el docente sienta la necesidad de recurrir a una ayuda externa para fortalecer sus debilidades, lo cual es recomendable pues ayuda a desarrollar sus habilidades.
Bibliografía:
Revista nacional e internacional de educación inclusiva (Ed.). (2016). El bienestar emocional del docente (Vol. 9, Número 2). Revista nacional e internacional de educación inclusiva.
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