Ante el abanico de los diversos modelos psicoterapéuticos, es común que los psicólogos o futuros terapeutas, nos cuestionemos sobre la eficacia, la eficiencia y la superioridad de las diferentes escuelas psicoterapéuticas.

Cabe mencionar que desde el siglo pasado, se han hecho diversas investigaciones ante esta interrogante. En la década de los 50´s, Eysenckque afirmaba que no había evidencia de que la psicoterapia fuera más beneficiosa para los pacientes neuróticos que la ausencia de tratamiento, basándose en el estudio meta-analítico que realizó sobre 8000 casos, en el que los resultados arrojaban que dos terceras partes de los pacientes mejoraban con cualquier tratamiento (Castro 2001). A partir de este suceso, las investigaciones y estudios sobre la validez de los tratamientos psicológicos, tuvieron un gran auge.

Así mismo, Castro (2001), en el seminario de “Fundamento y eficacia de la psicoterapia”, realiza una compilación de dichas investigaciones, en el que concluye afirmando que “la superioridad de un modelo por sobre otro no ha sido suficientemente verificada. Los autores coinciden en afirmar que las diferentes escuelas psicológicas aportan los mismos resultados en mayor o menor medida”. Lo que sí manifiestan las investigaciones es que, para ciertos trastornos específicos, es conveniente utilizar modelos de abordaje genéricos.

Partiendo desde esta postura de que los diversos modelos psicoterapéuticos, aportan los mismos resultados, y que son otras las variables que entran en juego para la eficacia del tratamiento, me parece importante que como futuros psicoterapeutas, tengamos una concepción antropológica suficientemente rica, para poder abarcar y comprender con mayor acierto la complejidad del ser humano.

No estoy hablando propiamente del eclecticismo, si no de abrirnos a encontrar los elementos complementarios para una concepción humana más amplia. De esta forma, evitaremos atender a nuestros pacientes como un ser fragmentado, en el que sólo nos enfoquemos en trabajar en la modificación de sus pensamientos y creencias (Cognitivo-conductual), o en la resolución de conflictos (Sistémica), o en revivir y provocar “experiencias” (Gestalt y Psicodrama), etc. Sino que, podamos abarcar, lo más posiblemente, la totalidad de la persona. Para que así, podamos enriquecer la vida en la relación del hombre consigo mismo, con los otros y con el mundo.

Referencia:

Castro. (2001). ¿Son eficaces las Psicoterapias Psicológicas? Consultado el 24 de abril de 2021, de Dialnet. Sitio web: www.Dialnet-SonEficacesLasPsicoterapiasPsicologicas-5645412.pdf