El Cuento un aliado en el desarrollo del lenguaje

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha tenido la necesidad de contar historias a través del relato o de leyendas que han sido trasmitidas de generación en generación, y apareció como una alternativa para expresar sus sentimientos y emociones.

“Los cuentos tienen sus raíces en la esencia misma de la comunicación humana. Antes de la existencia de la escritura, las historias se contaban oralmente, trasmitiéndose de boca en boca. Estos relatos orales primitivos, a menudo ligados a mitos y leyendas, sirvieron como medio para entender el mundo y compartir experiencias”. (Carmen, 2024)

El cuento es una narración corta y sencilla que puede ser real o imaginaria y que puede encontrarse de forma escrita, aunque también existen cuentos populares que se transmiten oralmente y que generalmente pertenecen a la cultura de un pueblo.

El cuento consta de uno o varios personajes que interactúan entre sí y que tienen como fin resolver rápidamente una trama, ya que éste debe ser corto y de preferencia poder leerse en una sola sentada. Con un final en donde los personajes pueden o no lograr su cometido.

“Los cuentos de hadas han desempeñado un papel destacado en la historia de los relatos. Desde los hermanos Grimm en Alemania hasta Chales Perrault en Francia, los cuentos de hadas comenzaron a ganar popularidad a nivel mundial. Estas historias, llenas de magia y moralejas, se convirtieron en clásicos atemporales que han perdurado hasta nuestros días”. (Carmen, 2024)

Como terapeutas de lenguaje, podemos utilizar este recurso para estimular la producción del lenguaje pues nos proporciona muchos elementos valiosos como:  el enriquecimiento del vocabulario, el desarrollo de la imaginación, el uso de onomatopeyas, la estimulación de la comprensión y la creatividad, el ejercicio de la atención, concentración y memoria, entre otras.

Por otro lado, el cuento ayuda a que los niños comprendan estructuras gramaticales y les da la oportunidad de inferir los significados de las palabras o frases a partir de las situaciones que viven los personajes, además de fomentar la interacción social y la expresión de emociones.

“La lectura es básica para los niños y niñas porque no solo aporta información, sino que educa, crea buenos hábitos, impulsa a la reflexión, favorece la concentración y hace que disfruten.” (del Blog de Educo, 2020)

Es necesario tomar en cuenta varios factores a la hora de contar un cuento. Es importante buscar el lugar y en momento adecuado para que el niño se sienta seguro y tranquilo, (es de vital importancia evitar leer cuentos antes de dormir pues esto puede ocasionar una relación entre la lectura y el sueño, lo que hará de esto un hábito) promover la lectura en un horario en el que el niño esté completamente alerta y pueda interactuar con el adulto. Así mismo buscar un lugar calmado, iluminado y cómodo, donde el niño y el adulto puedan expresarse.

Por otro lado, es necesario buscar cuentos adecuados para la edad del niño y comenzar siempre presentando el libro, dejando que el niño observe la portada, haciéndole preguntas como: ¿qué ves aquí?, ¿dónde crees que sucede esta historia? ¿quiénes serán los personajes de este cuento?, etc. Es preferible que los libros sean de un material duradero para que ellos puedan manipularlos, además que sean de colores y dibujos llamativos, dándole la oportunidad al niño de conocer el mundo a través de todos sus sentidos.

“… los niños necesitan de estas palabras-guías que los acompañarán en el camino de crecer a través de un mundo que es totalmente nuevo y desconocido, y que está lleno de objetos, pero también de personas, palabras, formas de hacer las cosas y reglas que lo rigen. Somos los adultos, con nuestras palabras y afecto, quienes les vamos proveyendo de todas esas guías que les permitirán recorrer los caminos con más o menos recursos para que la aventura de «salir al mundo» sea más o menos afortunada. En esta tarea, los cuentos son un recurso privilegiado que ayuda a «cargar la mochila simbólica de los niños». (Natural, s.f.)

Con los bebés (de 0 a 2 años) es necesario presentar libros de material grueso y resistente, con imágenes grandes y llamativas u objetos cotidianos que nos ayuden a ampliar su vocabulario por ejemplo animales, aviones, planetas, coches, etc., y de preferencia que vayan en función a sus intereses. Generalmente a esta edad los niños prefieren “leer” el mismo libro una y otra vez, y esto es de gran utilidad pues podemos ir estimulándolo para que produzca por sí mismo onomatopeyas, fonemas y finalmente palabras.

Para niños en edad preescolar (2 a 4 años) será necesario buscar cuentos que contengan imágenes llamativas, con muy poco texto, con la finalidad de provocar una reacción y que pueda verbalizar lo que ve en las páginas del libro, evitando ser el adulto el que lea, sino más bien quien haga preguntas o estimule la producción oral. En esta etapa, el papel del adulto será el de observador, acompañando al niño en sus descubrimientos. Es por ello que se recomiendan libros de interacción, donde haya títeres, texturas, donde se puedan mover, quitar o poner cosas, etc.

En el caso de niños de 5 años, es importante utilizar libros que contengan texto escrito en letras grandes y que el niño observe que el adulto va siguiendo la lectura con el dedo, promoviendo desde temprana edad la dirección en la que debemos leer. El objetivo principal será el estimular la producción oral por lo que es necesario ir preguntando y comentando con el niño todo lo que vaya pasando en la historia, echando mano de algunas estrategias como preguntas abiertas, frases incompletas, suposiciones, o incluso cambios en el final de la historia.  

Una vez que el niño es letrado (7 años en adelante), es importante buscar libros que sean de su interés, generalmente preferirán los que tengan acción y aventura y que sean historias fáciles de entender. Para ello es recomendable llevar al niño a la librería y ayudarlo a escoger un libro acorde a su edad y leerlo junto con él, haciendo pausas para asegurar la comprensión y la estimulación del pensamiento crítico.

Para concluir me gustaría hacer hincapié en la importancia del cuento como un medio de expresión de emociones. El terapeuta de lenguaje puede adaptar los diferentes cuentos a las necesidades particulares de cada paciente, seleccionando aquellos que se adecuen a sus intereses o que aporten algo enriquecedor al proceso terapéutico.

“Los cuentos, al igual que el juego, son una actividad fundamental en la infancia y tienen un enorme valor para los niños como espacios y momentos privilegiados, donde poder descubrir el mundo, descubrirse y construirse como sujetos autónomos, deseantes, integrados en la cultura y en comunicación con los demás”. (Natural, s.f.)

Incluso pueden ser de ayuda para, a través de la dramatización, lograr que el niño verbalice sus emociones. Puede ser que el niño actúe como uno de los personajes del libro o que utilice muñecos o títeres con el mismo objetivo.

Es el no utilizar la lectura como un “castigo” sino acercar al niño de manera paulatina y amigable al mundo de los libros, promoviendo así un hábito que le permita expandir su conocimiento del mundo.

Referencias:

La importancia de leer cuentos y libros infantiles. (2020, 4 enero). Cuaderno de Valores: El Blog de Educo. http://www.educo.org/blog/la-importancia-de-leer-cuentos-y-libros-infantiles

Carmen. (2024, 13 marzo). Evolución del cuento a lo largo de la historia – Rimpompante. Rimpompante. https://www.rimpompante.com/blog/evolución-del-cuemto-a-lo-largo-de-la-historia

Natural, C. (s.f.). La edad de los cuentos. Crianza

Natural. https://www.crianzanatural.com/documentos/La-edad-de-los-cuentos_art174