Cuidar de Ti para Cuidar de Ellos: Salud Mental en la Crianza

 

Por Josefina Mohabá Ebuera

Por Josefina Mohabá Ebuera

Introducción:

Ser madre es una de las experiencias más gratificantes, pero también una de las más demandantes. La crianza de los hijos conlleva amor, sacrificio y esfuerzo, pero en medio de todo ese proceso, muchas madres descuidan su propio bienestar. ¿Te has detenido a pensar en tu propia salud mental?

El agotamiento, la ansiedad y el estrés pueden afectar no solo a las madres, sino también al desarrollo emocional y psicológico de sus hijos. En este artículo, abordaremos estrategias efectivas para priorizar el autocuidado y la salud mental sin sentir culpa, basándonos en estudios y recomendaciones de expertos en psicología y maternidad.

  1. La salud mental materna: una prioridad, no un lujo

Durante mucho tiempo, se ha idealizado la imagen de la madre como alguien que debe sacrificar todo por sus hijos. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que una madre emocionalmente equilibrada favorece el bienestar de sus hijos. Según la Asociación Americana de Psicología (APA, 2020), el estrés materno elevado puede influir en el comportamiento y desarrollo cognitivo de los niños.

 

 

Es fundamental comprender que el autocuidado no es egoísta. Si tú estás bien, puedes ofrecer lo mejor de ti a tu familia. Darte el tiempo necesario para cuidar tu mente y emociones no significa que estés descuidando a tus hijos, sino todo lo contrario: estás asegurando un ambiente más saludable para su crecimiento.

  1. Rompiendo el ciclo de la culpa materna

Uno de los mayores desafíos para las madres es la culpa. «¿Estoy pasando suficiente tiempo con mis hijos?», «¿Soy lo suficientemente buena madre?». Estos pensamientos son comunes y, en muchos casos, están impulsados por la presión social y los estándares irreales de la maternidad perfecta. La psicóloga Laura Markham (2012) enfatiza la importancia de la autocompasión y el reconocimiento de que ser una buena madre no significa ser una madre perfecta, sino una madre presente y consciente.

Consejos para reducir la culpa materna, intenta:

  • Practicar la autocompasión: háblate con amabilidad y reconoce que estás haciendo lo mejor que puedes.
  • Aceptar la ayuda: no necesitas hacerlo todo sola. Apóyate en tu pareja, familia o amigos.
  • Reducir el perfeccionismo: la crianza no es una competencia, es un proceso de aprendizaje continuo.
  1. La importancia del apoyo social en la maternidad

Criar a un hijo no debería ser una labor solitaria. Las madres que cuentan con redes de apoyo experimentan menos estrés y mayor satisfacción en su rol. (Hammen, 2003). Compartir experiencias con otras madres, recibir consejos y simplemente tener un espacio para desahogarse puede marcar una gran diferencia.

 

 

Algunas maneras de fortalecer tu red de apoyo incluyen:

  • Unirte a grupos de madres en línea o en tu comunidad.
  • Conversar abiertamente con amigos y familiares sobre tus emociones.
  • Considerar la ayuda profesional si sientes que el estrés te está sobrepasando.
  1. Hábitos saludables para fortalecer la mente y el cuerpo

El bienestar mental está estrechamente relacionado con el bienestar físico. De acuerdo con estudios sobre psicología y neurociencia (Ratey & Loehr, 2011), mantener hábitos saludables mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Algunas estrategias incluyen:

  • Ejercicio regular: salir a caminar, practicar yoga o hacer cualquier actividad física que disfrutes.
  • Alimentación equilibrada: consumir alimentos ricos en nutrientes ayuda a estabilizar el estado de ánimo.
  • Sueño reparador: establecer una rutina de sueño es clave para mantener la energía y la estabilidad emocional.
  • Tiempo para ti misma: aunque sea unos minutos al día, dedica un momento para hacer algo que te guste y te relaje.
  1. Manejo de emociones y estrés en la maternidad

Las emociones en la maternidad pueden ser intensas y variables. Momentos de alegría pueden ir seguidos de frustración o cansancio. La psicoterapeuta Shefali Tsabary (2014) sugiere la práctica del mindfulness, una técnica que ayuda a las madres a estar más presentes y a responder con mayor calma ante situaciones estresantes.

 

 

Algunas técnicas útiles para gestionar el estrés incluyen:

  • Ejercicios de respiración profunda para calmar la mente en momentos de tensión.
  • Identificar desencadenantes emocionales para comprender qué situaciones generan mayor estrés.
  • Diálogos internos positivos para evitar pensamientos autocríticos.
  1. Terapia y ayuda profesional: un recurso valioso

Muchas veces, las madres sienten que deben manejar todo por sí solas, pero buscar ayuda profesional es una señal de fortaleza, no de debilidad. La terapia psicológica puede proporcionar herramientas para mejorar la gestión emocional y la toma de decisiones en la crianza.

Si experimentas síntomas persistentes de ansiedad, depresión o estrés que afectan tu vida diaria, considera acudir con un especialista. Un psicólogo o terapeuta puede brindarte estrategias personalizadas para mejorar tu bienestar y el de tu familia.

Conclusión:

Priorizarte es priorizar a tu familia

La crianza es un viaje lleno de amor y desafíos, pero no tienes que hacerlo sola ni sacrificarte hasta el agotamiento. Cuidar tu salud mental es un acto de amor propio y un regalo para tus hijos. Cuando te sientes bien, puedes brindarles el apoyo, la paciencia y la estabilidad que necesitan para crecer felices.

Así que la próxima vez que te preguntes si debes tomarte un descanso, recuerda: una madre feliz y equilibrada es el mejor ejemplo que puedes dar a tus hijos.

 

 

 

Referencias

  • Asociación Americana de Psicología (APA). (2020). Mental health and parenting: The impact of stress on mothers and children. Recuperado de: https://www.apa.org/topics/parenting/mental-health
  • Hammen, C. (2003). Risk and protective factors for children of depressed parents. Guilford Press.
  • Markham, L. (2012). Peaceful Parent, Happy Kids: How to Stop Yelling and Start Connecting. Piatkus. Recuperado de: https://www.ahaparenting.com
  • Ratey, J. J., & Loehr, J. E. (2011). The positive impact of physical activity on cognition and well-being. American Journal of Lifestyle Medicine, 5(1), 17-29. Recuperado de: https://journals.sagepub.com/home/ajl
  • Tsabary, S. (2014). The Conscious Parent: Transforming Ourselves, Empowering Our Children. Yellow Kite. Recuperado de: https://www.drshefali.com

Diplomado en terapia infantil

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