EL MÉTODO MONTESSORI
La doctora María Montessori desarrolló un método pedagógico para poner en práctica su filosofía. Ella creía en las innovaciones en el salón de clase, y su enfoque educativo estaba animado por una experimentación constante basada en la observación del niño.
Hay dos componentes claves del método Montessori: uno es el medio ambiente, que incluye los materiales y ejercicios pedagógicos, y el otro las maestras que preparan ese medio ambiente. El medio ambiente es un elemento fundamental en su método, es un lugar nutritivo para el niño que debe estar diseñado para satisfacer sus necesidades de autoconstrucción y para revelarnos su personalidad y sus patrones de crecimiento.
Este medio ambiente debe ser preparado cuidadosamente para el niño, por un adulto inteligente y sensible y este a la vez participar en la vida y el crecimiento dentro del mismo y estar preparado para cumplir su misión. Mucho dependerá de la capacidad de la maestra para participar con los niños en una vida de transformación. Esto requiere un gran compromiso de su parte.
En este ambiente Montessori debe haber seis componentes básicos que se relacionan con los conceptos de libertad, estructura y orden, realidad y naturaleza, belleza y atmósfera, los materiales Montessori y el desarrollo de la vida en comunidad.
La libertad es un elemento esencial ya que solo una atmósfera de libertad, permitirá que la guía interna del niño dirija su crecimiento. La doctora Montessori creía que la libertad del niño dependía del desarrollo y de la construcción previa de su personalidad, que involucra su independencia, su voluntad y su disciplina interna, la verdadera libertad es una consecuencia del desarrollo de guías latentes, ayudadas por la educación. Dichas guías latentes dentro del niño lo dirigen hacia la independencia, la voluntad y la disciplina esenciales para su libertad. ¿Cómo lo ayudamos a que se desarrollen? Debe ser ayudado para que alcance su independencia a través del medio ambiente, proporcionándole actividades que estimulen la independencia, tales como abrocharse las agujetas, abotonarse la camisa, lavar platos, sacudir la mesa, barrer, limpiar una ventana, etc, estas actividades las realiza con el material de vida práctica(que es una de la áreas del ambiente Montessori) que son ejercicios de la vida diaria de los adultos, para que los niños trabajen en tareas reales, que le permiten al niño cuidarse a sí mismo, su ambiente y controlar y coordinar sus movimientos. “ Nadie puede ser libre a menos que sea independiente”.
También se debe ayudar al niño al desarrollo de su voluntad, estimulándolo para que coordine sus acciones a un fin determinado, y para que lleve a cabo algo que él mismo ha decidido hacer.
Debemos también ayudar al niño a desarrollar su disciplina, proporcionándole oportunidades para realizar un trabajo constructivo, “para obtener disciplina no es necesario que el adulto sea un guía o mentor de conducta, sino que dé al niño oportunidades de trabajar y eso lo llevará a una disciplina interna.
Se debe ayudar al niño a que desarrolle una clara comprensión del bien y el mal, el adulto debe fijar firmes límites contra los actos asociales y destructivos. Por lo tanto debemos refrenar en el niño todo lo que ofenda o moleste a los demás.
Al tratar de desarrollar esta libertad, debe establecerse claramente que solo las actos destructivos del niño deben ser limitados, todos los demás teniendo cada manifestación un alcance útil, sean los que sean y bajo cualquier forma en que se expresen deben ser permitidos y observados por la maestra.
Los niños son libres para escoger sus propias actividades en el salón de clase, teniendo presente nuevamente, que no hablamos de actos inútiles o peligrosos, ya que estos deben ser suprimidos. Es necesario evitar rigurosamente la imposición de tareas arbitrarias y la detención de movimientos espontáneos. Para poder elegir sus actividades, se le debe presentar al niño una variedad de ejercicios diseñados para su autoeducación .Para no interferir con la libre elección del niño respecto a su actividad, no hay competencias ni premios ni castigos artificialmente producidos en el salón de clase Montessori, ya que tales premios o castigos son el instrumento de la esclavitud del espíritu, son incentivos para lograr efectos antinaturales o forzados, y por lo tanto no podemos hablar ciertamente de un desarrollo natural del niño. Debido a que no se les obliga a competir los unos con los otros, su deseo natural de ayudar a los demás se desarrolla espontáneamente.
Otro elemento clave en un ambiente Montessori es su estructura y orden, esto ayuda al niño a construir su propia inteligencia y orden mental, a través de este orden el niño aprende a confiar en su medio ambiente y en su poder de interactuar con él de una forma positiva, asegura al niño una actividad llena de propósito, sabe a dónde acudir para encontrar los materiales que ha elegido y estos están agrupados y ordenados según su grado de dificultad.
La naturaleza y la realidad es otro componente del medio ambiente Montessori, el niño debe tener la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza y la realidad para que pueda liberarse de sus fantasías e ilusiones, tanto físicas como psicológicas. Solo en esta forma puede desarrollar la autodisciplina y la seguridad que necesita para explorar su mundo externo e interno y para convertirse en un observador agudo y apreciativo de la vida. Todo está preparado para llevar al niño a un verdadero contacto con la realidad, el fregadero para lavar los trastes, la plata para pulirse, vasos de vidrio, todo es real. De acuerdo también con el verdadero mundo, donde no todos pueden tener la misma cosa a la vez, solo hay una pieza de cada tipo y el niño tiene que aprender a esperar para poder usar lo que él quiere. El método que la doctora Montessori prefería para el contacto inicial con la naturaleza era a través del cuidado de las plantas y los animales, el salón y el área exterior deben estar animados por cosas crecientes de todas las clases que puedan ser cuidadas por los niños.
Otro concepto es la belleza y una atmósfera que estimule una respuesta positiva y espontánea a la vida, el salón de clase debe ser relajante, y cálido e invitar a la participación.
Otro componente es el equipo Montessori, el cuál su propósito interno es ayudar a la autoconstrucción y desarrollo síquico del niño. Contribuyen a este crecimiento proporcionando al pequeño, estímulos que cautivan su atención e inician un proceso de concentración. Estos materiales cumplen con un propósito de formación interna y debe ser presentado al pequeño en el momento adecuado de su desarrollo, ya que cada material tiene una edad sugerida, pero también depende de la observación de la guía, que materiales le ayudarán a satisfacer sus necesidades internas. Los materiales Montessori están diseñados para la autoeducación, y el control de error radica más en los materiales que en la maestra. El control de error guía al niño en el uso de materiales a reconocer sus propios errores. Este diálogo con los materiales permite al niño controlar el proceso de aprendizaje.
Un último componente del sistema Montessori es el desarrollo de la vida en comunidad, la creación espontánea de una comunidad infantil es uno de los resultados más notables del enfoque Montessori, el sentido de posesión y responsabilidad que los niños desarrollan hacia el medio ambiente del salón de clase, debido a que principalmente este es en realidad suyo, todo está adecuado a sus necesidades físicas( todo es a su medida), intelectuales y emocionales, los niños son la fuente principal para mantener en orden y cuidar diariamente del salón de clase. Otro elemento del desarrollo de la vida en comunidad es la responsabilidad que los niños empiezan a sentir los unos por otros, la doctora Montessori les daba libertad a los niños en sus relaciones sociales, limitando sus actos únicamente cuando interferían con los derechos de los demás. A través de esa libertad, nace espontáneamente el interés natural del niño de ayudar a los otros. La doctora Montessori descubrió esta preocupación y comprensión hacia los otros en las reacciones de los niños, por ejemplo si un niño rompía algo, los otros acudían rápidamente a ayudarlo a limpiar, y mostraban la misma tendencia a consolarlo. Un último elemento que ayuda al desarrollo de la vida en comunidad es la inclusión de niños de diferentes edades en cada clase, de 3, 4 y 5 años, el énfasis sobre la mezcla de edades está basado en gran parte en la ayuda que, según se ha descubierto, los niños mayores dan espontáneamente a los menores, así como la inspiración y ejemplo que proporcionan.
En un ambiente así, la verdadera educación de los niños puede empezar, porque han alcanzado la autodisciplina, y la libertad para su propio desarrollo. Esta es la meta de la filosofía y el método Montessori, en el cuál la doctora Montessori encontró tanta esperanza para la humanidad.
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