Diversos autores en distintos momentos históricos han señalado que el concepto de tutoría es polimórfico, contextual y escurridizo. A principios del siglo XXI, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior propone una definición de tutoría señalada como: “un proceso de acompañamiento durante la formación de los estudiantes, que se concreta mediante la atención personalizada a un alumno o a un grupo reducido de alumnos, por su parte de académicos competentes y formados para esta función, apoyándose conceptualmente en las teorías del aprendizaje más que en las de la enseñanza”.

Herrera Aponte la expone como un “proceso dialéctico, de interacción, intersubjetivo, en donde convergen sentimientos y conocimientos en un juego de emociones y lenguaje […] La tutoría como proceso de acompañamiento es tarea de compromisos y responsabilidades compartidas […] para lograr el éxito hay que conjugar la confianza, la comunicación, la comprensión y el respeto de ambas partes”.  En México, una de las definiciones más recientes, que intenta integrar la multiplicidad de significados, es la de Gaitán Rossi, quien propone que “la tutoría puede entenderse como el proceso de acompañamiento a un estudiante en el cual un profesor le provee de orientación sistemática a lo largo de su trayectoria escolar; es un proceso de responsabilidad compartida que busca la clarificación de objetivos de carrera y de vida, la toma de decisiones y la resolución de problemas”

En el contexto actual, la acción tutorial se ubica dentro de las interacciones sociales entendidas como el contexto natural y legítimo de los procesos específicamente humanos, la consideración del hombre como un ser social y el reconocimiento de los procesos inherentes a su constitución como sociales; a la vez, que evidencian que nuestras operaciones cognitivas están enraizadas en la práctica de nuestro trato cotidiano con las cosas y con las personas (Habermas, 1990).

Partiendo de estas definiciones se entiende que la Tutoría es un elemento clave para prevenir y contrarrestar múltiples problemas que enfrentan los alumnos tanto a nivel académico como personal y social, con dicha trascendencia, el Tutor debe estar en constante proceso de formación para estar en posibilidad de generar encuentros, espacios y valores. Debe ser una persona comprometida con los procesos de aprendizaje y no pretender ser el guía indispensable sino el acompañante dispuesto a desaparecer. El desempeñar la Tutoría de forma adecuada garantiza una mejor experiencia para el alumno en estos ámbitos, ya que mejora su desempeño académico, se tiene una mejor convivencia entre compañeros de grupo, desarrollan estrategias de afrontamiento de conflictos, mantienen relaciones interpersonales duraderas, tienen un referente a quien recurrir por orientación, pero también y no menos importante, se da un crecimiento personal para el Tutor, ya que se vuelve una relación Tutor-alumno con una constante retroalimentación donde el aprendizaje es para ambos. 

Además de esto, como Institución Educativa, beneficia en una mejor convivencia de toda la comunidad, en la permanencia de los alumnos en sus estudios, en una mejor proyección hacia la comunidad donde su ubica. Por su parte, el Docente que se prepara para ser Tutor, enriquece su formación profesional y lo sitúa con una ventaja competitiva en cuanto a experiencia y conocimiento se trata.

Así mismo, se considera que continuar ostentando el título de Tutor por parte de los Docentes, sin la preparación necesaria, ocasiona tarde o temprano, un sentimiento de frustración, monotonía y más carga laboral para él, en detrimento de su rendimiento no solo como profesional de la educación sino como persona. También lleva a la inversión de horas clase en vano, donde los alumnos no entienden y tampoco encuentran satisfactorio estar presentes.

Para finalizar, es importante enfatizar, que aún queda mucho trabajo por hacer a aquellos que son parte del engranaje educativo en la educación media superior, no dejar de actualizarse, de aprender y de seguir transformando por medio de la palabra y las acciones, la vida de los adolescentes que están enfrentándose a un sistema social sumamente ambivalente en cuanto a su ética y moral.

Referencias

Boza, A., y de la O, M. (2007). ¿Qué es lo que hace un orientador? Roles y funciones del orientador en secundaria. Revista de Educación, 9, 111–131.

Castro, E. P. (2021). Reflexiones, análisis y experiencias sobre la tutoría en la educación media superior (1.^a ed.). UAM-Cuajimalpa.