El presente artículo nace de la observación que he hecho durante muchos años de trabajo con niños y niñas de diferentes edades, cada uno con sus propias historias de vida.

Y surge de la observación de la relación que tienen estos niños con sus padres o cuidadores y cómo afecta este vínculo en sus relaciones con sus pares, su desarrollo social, emocional y académico.

Lo esencial en el presente trabajo es entender qué es el vínculo y quiénes son los actores principales en la creación de éste.

El vínculo afectivo, que es también conocido como apego, es esa conexión emocional profunda que se genera entre un niño y sus cuidadores, principalmente sus padres, desde los primeros meses de vida. Se forma a través de las interacciones cotidianas y sensibles entre el niño y sus cuidadores, en las que el cariño, el cuidado y las demostraciones de afecto, son las bases para crear este lazo emocional. Y su papel fundamental en el desarrollo emocional, social y cognitivo de un ser humano.

El vínculo afectivo entre padres e hijos es uno de los aspectos fundamentales en el desarrollo y crecimiento del niño. Esta relación afectiva juega un papel fundamental en la formación de la personalidad y en el desarrollo emocional, social y cognitivo de todo ser humano.

La teoría del apego fue creada y desarrollada por John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista de niños, y describe el efecto que producen las experiencias tempranas y la relación de la primera figura vincular en el desarrollo del niño,  cómo el tipo de vínculo entre el niño y su cuidador puede influir en su desarrollo. Un apego seguro en el que el niño recibe cuidado, afecto y una adecuada respuesta a sus necesidades, fomenta la sensación de confianza y seguridad.

Los niños que desarrollan un vínculo seguro suelen desarrollarse como individuos con una buena autoestima, seguros de sí mismos y con una buena capacidad para relacionarse de manera sana con otras personas.

Mientras que el niño que genera un vínculo no seguro o inconsistente puede experimentar inseguridad y desconfianza, lo que se verá reflejado en sus relaciones sociales a futuro.

La importancia del apego temprano

El apego a temprana edad es ese lazo afectivo fuerte que el niño desarrolla con sus figuras de cuidado, especialmente con sus padres. Este vínculo es esencial para que el niño se sienta seguro para explorar el mundo que lo rodea y aprende a confiar en sus personas más cercanas. Es la base para construir su bienestar emocional. Un vínculo seguro tendrá un impacto positivo en el desarrollo social y emocional del niño.

A continuación, se presentan algunos aspectos que intervienen en la formación de un vínculo emocional:

Sensibilidad y respuesta a las necesidades del niño: El vínculo comienza desde las primeras horas de vida, cuando los cuidadores responden de manera inmediata y adecuada a las señales del bebé, como el llanto, los balbuceos, las sonrisas y los gestos. El bebé aprende a confiar en que su cuidador acudirá rápidamente si siente hambre, pues al escuchar su llanto éste se acercará a cubrir sus necesidades.

Contacto físico y proximidad: El vínculo también se genera a través de la cercanía física, del contacto piel a piel. El tener a un bebé en brazos, darle abrazos y caricias, es fundamental para la formación del vínculo emocional.  El niño tendrá una sensación de seguridad cada vez que sienta cerca a la persona con la que generó el vínculo. Este contacto también es una forma de comunicación no verbal que fortalece el apego y hace que el niño se sienta querido y aceptado.

Interacciones afectivas y el juego: Las interacciones afectivas como mirarse a los ojos, sonreír o “hablarse con la mirada” fortalece los vínculos. Por otro lado, los juegos interactivos y divertidos, así como las canciones y contar cuentos, permite que el niño sienta emociones positivas hacia su cuidador, ya que asociará la presencia de este con una sensación de seguridad y alegría.

Comunicación y lenguaje emocional: La manera en que los padres o cuidadores se comunican con el niño es de suma importancia en la creación del vínculo. El uso de un tono de voz calmado, palabras de consuelo, expresiones cariñosas, enseña al niño a reconocer y regular sus propias emociones, ayudándolo así a tener una comunicación emocional adecuada.

Estabilidad en el cuidado: La constante atención y la disponibilidad emocional de los cuidadores son clave para un vínculo emocional sólido. Los niños necesitan estabilidad y confiabilidad, es decir saber que el cuidador/padre estará presente de manera constante, desarrollando así la confianza que ayudará a crear un apego seguro.

Empatía y conexión emocional: Para la creación de un vínculo sólido será de vital importancia la empatía del cuidador, siendo quien tiene la capacidad de comprender las emociones que está viviendo el niño y responder de una forma empática, proporcionando apoyo. Si el cuidador se muestra empático, el niño podrá identificar más fácilmente sus propias emociones, ayudará también a fomentar la autorregulación emocional del niño y esto promueve una relación cercana y de confianza entre el niño y su cuidador.

Beneficios del apego emocional

Por otra parte, el apego emocional establecido en la infancia tiene un impacto que perdurará durante toda la vida de un individuo. Algunos beneficios de un adecuado vínculo afectivo serán:

• Bienestar emocional: un niño que experimenta un vínculo afectivo sólido durante los primeros años de la vida, tendrá una mejor salud emocional, desarrollando resiliencia y capacidad para enfrentar el estrés o las vicisitudes que pueda afrontar a lo largo de su vida.
• Relaciones afectivas duraderas: Un niño que tiene un vínculo afectivo estrecho con sus padres o cuidadores, será capaz de establecer relaciones seguras, respetuosas y duraderas, lo que le permitirá desarrollar vínculos significativos en su vida adulta.
• Rendimiento académico: La seguridad emocional que proporcionan los padres, así como su apoyo, serán reflejados en el rendimiento académico del niño, pues suelen estar más motivados para aprender cosas nuevas, muestras más capacidad de concentración y disfrutan del aprendizaje.

Estrategias para fortalecer el vínculo emocional

• Tiempo de calidad y dedicación: se refiere a la cantidad y calidad de tiempo que se dedica al niño, enfocándose en él y sus necesidades emocionales y físicas.
• Escucha activa y validación de emociones: prestar atención a sus pensamientos, emociones, sentimientos y necesidades; dejándole claro que sus emociones, sean las que sean, son válidas, que él puede expresar lo que siente en todo momento y que no será juzgado por ello.
• Actividades compartidas: fomentar el compartir el gusto por algún deporte o hobbie, promover los juegos o actividades al aire libre.
• Conversaciones abiertas sobre sus experiencias o inquietudes: siempre un diálogo abierto propiciará que el niño se sienta cómodo para expresar lo que piensa o siente.
• Establecer límites claros y consistentes: los límites claros proporcionan seguridad y estabilidad pues ayudan a fomentar el autocontrol y la responsabilidad. Los límites deben ser establecidos con respeto y empatía y es importante aplicarlos de manera uniforme, adaptándolos a la edad y madurez del niño.

Como conclusión el vínculo afectivo entre padre e hijos es una de las relaciones más importantes y significativas en la vida de un ser humano. Construir y mantener un vínculo sólido y sano proporcionará al niño seguridad emocional, alta autoestima y ricas habilidades sociales.

Es necesario invertir tiempo y esfuerzo en la creación de este vínculo pues ayudará al desarrollo integral del niño.

Bibliografía

• (2023, 5 julio). El vínculo afectivo entre padres e hijos: importancia y beneficios. Centro Alcanza. https://www.añcanzapsicologia.es/noticias/el-vinculo-afectivo-entre-padre-e-hijos-importancia-y-beneficios/
• Euroinnova International Online Education. (2024, 17 septiembre). Conoce cuáles son los problemas de comunicación en niños más comunes y sus síntomas. https://www.euroinnova.com/blog/revista-educacion-espana/vinculo-afectivo-primera-infancia
• Jaramillo, Bairon. (et.al.). (s.f). Sobre el vínculo afectivo y los procesos de aprendizaje en niños de 7 a 9 años de edad/ Educación y Humanismo. https://revistas.unisimon.edu.co/index.php/educacion/article/view/3552/4751
• Moneta, María Eugenia. (2014, 3 junio). Apego y Pérdida: redescubriendo a John Bowlby. https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062014000300001