Las adicciones desde el punto de vista de la salud pública. ¿Cuál es el papel de la psicología al respecto?
Luis Benavides
El problema de las adiciones responde a múltiples causas e impacta en diferentes ámbitos de la sociedad. Así, en cuanto a los factores causales se puede hablar de factores económicos: como por ejemplo un ambiente económico desfavorecido con pocas oportunidades; sociales: una descomposición social que empieza en el núcleo familiar, o bien institucional: con un estado débil tanto en instituciones de atención social como en instituciones relacionadas con el Estado de Derecho. Sin embargo, dichos factores no explican del todo las dimensiones del fenómeno de las adicciones ya que atañe a amplios sectores de la sociedad que se encuentran en estratos sociales y económicos diversos.
Es así que el impacto de las adicciones en términos sociales, económicos, criminales y de salud es enorme. Quizá el impacto más mediático es sin lugar a duda el aspecto criminal, toda vez que las adicciones van muy de la mano de las actividades del crimen organizado.
Un aspecto muy importante de las adicciones es su impacto en materia de salud pública. Según algunos autores, “las drogas impactan en múltiples esferas, afectan el desarrollo económico y social, aumentan los costos de atención a la salud al asociarse con lesiones y con más de 60 enfermedades infecciosas (i.e., vih, hepatitis B y C) y crónicas (cirrosis, cardiovasculares, cáncer, enfermedades mentales, etc.).”[1]
Por lo anterior, es muy importante que el tratamiento que se de al fenómeno de las adicciones sea con base en un enfoque multidimensional que aborde tanto aspectos económicos, como los de justicia, los institucionales y los de salud pública, sobre este último aspecto es indispensable la dimensión psicológica en el diseño de políticas públicas.
Un enfoque psicológico de la salud pública en materia de adicciones es tomar al individuo en el centro de la política. Es ver la problemática de las adicciones como una enfermedad no solo individual sino con un impacto social. Es concentrarse en las razones por las que las personas usan las drogas pensando en los contextos en los que las personas se pueden encontrar en un mayor riesgo de caer en adicciones y en si se encuentran en una situación de vulnerabilidad.
Así, por ejemplo, un aspecto en la prevención de las adicciones es el hecho de que muchas de las personas que se enfrentan a dicha problemática se inician en la adolescencia, en esa etapa de la vida si se conjunta con cuadros de depresión o ansiedad el riesgo de consumir drogas y desarrollar dependencia a ellas se incrementa entre 3 y 10 veces.[2] Si a ello se agrega un cuadro en el que no existen oportunidades de trabajo o de estudios, la situación se puede agravar considerablemente.
Por lo anterior, es importante llevar a cabo programas de prevención pero que sean flexibles en su implementación, adecuándose a los distintos contextos socioeconómicos a los que vayan dirigidos toda vez que no todos los individuos tienen los mismos problemas ni las mismas necesidades. Dichos programas deberían tomar en cuenta no solo al adicto sino a su primer círculo también, como la familia, quienes pueden jugar un papel muy importante tanto en la prevención como en el tratamiento de las adicciones.
De igual forma, los programas de prevención deben comprender alternativas sociales como el desarrollo de habilidades para poder insertarse en el mercado laboral o bien brindar oportunidades de estudio.
Por lo anterior, es importante que los psicólogos participen en el diseño de política publica en materia de salud en general y no solamente en cuestiones de salud mental.[3] Quizá uno de los mejores ejemplos al respecto es precisamente el de las adicciones, toda vez que cualquier política de prevención al respecto necesariamente debería de contar con una dimensión psicológica. Las razones por las que un individuo cae víctima de las adicciones, además de las cuestiones, económico sociales, se encuentra en su entorno familiar inmediato y pasa necesariamente por su salud mental.
El papel de los psicólogos en el diseño de política pública en el tratamiento de adicciones resulta, por lo tanto, más importante de lo que uno pudiera imaginar a primera vista.
[1] Medina-Mora, María Elena, Real, Tania, Villatoro, Jorge, & Natera, Guillermina. (2013). Las drogas y la salud pública: ¿hacia dónde vamos?. Salud Pública de México, 55(1), 67-73.
[2] Idem.
[3] Constanza Londoño Pérez, Sandra Carolina Valencia Lara y Stefano Vinaccia Alpi, El papel de psicólogo en la salud pública, Psicología y Salud, Vol. 16, Núm. 2, 2006, 199-205.
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