Mes de mayo, el mes de los personajes más importantes en nuestras vidas, mes de las personas que al inicio del proceso de desarrollo y maduración nos enseñan, tanto a vivir como a pensar. Sin embargo, aunque a veces lo vivido deja huella, no determina quienes somos.  Como bien escribe en su poesía Santa Teresa de Calcuta: Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo, enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño, enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño perdurará la huella del camino enseñado.

Madres y Maestros, figuras representativas que dejan huella en el paso de la vida de todas las personas ya que son el primer encuentro con el mundo y con la sociedad; se puede decir que nuestra madre es el primer vínculo con el cual aprendemos a desarrollar nuestra emociones y comprender el nuevo mundo que se presenta al nacer; y así mismo, los maestros son figuras influyentes en nuestro primer encuentro con la sociedad ayudando a madurar principalmente las áreas social, cognitiva; además de la física, motriz y afectiva. Lo anterior nos hace pensar en lo importante que es considerar el tipo de vínculo que, a través de los años compartidos, ha generado en estas relaciones significativas y de autoridad entre la madre y el hijo, el maestro y el alumno.

La teoría del apego en un enfoque actual nos permite asegurar que un apego seguro con un cuidador estable y continuo, puede asegurar un adecuado desarrollo cognitivo y mental del niño que llegará a ser adulto, aún tomando en cuenta riesgos genéticos. Más aún, los vínculos primarios pasan a ser de primera importancia en la vejez y también en condiciones de impedimento o incapacidad física o mental a cualquier edad. Se da por supuesto ciertas características de nuestra biología en la cual buscamos apegos en tiempos de crisis, penas o necesidades (Moneta, 2003).

En las primeras etapas de la vida, la relación que se establece con estas figuras significativas dan al niño la seguridad de explorar estos nuevos mundos para él, relacionarse con otros y aprender nuevas cosas, pues siente la seguridad de que la madre/maestro lo protegen. Sin embargo, cuando el pequeño no se siente seguro y protegido por esta figura; es probable que el miedo y la inseguridad sea los medios con los que interprete al mundo y se relacione.

La teoría del apego de John Bowlby  (1907-1990), psiquiatra y psicoanalista infantil, estudia los efectos de la relación entre el cuidador principal y el menor, en la salud mental de los menores y en su vida adulta, así como, la manera en que este repercute en su capacidad de resiliencia. Lo anterior explica que, el estilo de apego establecido durante la infancia puede ser visible en los miedos o inseguridades del adulto, y en la manera de afrontarlos.

Esta teoría enfatiza que existen cuatro tipos de apegos:

Apego Seguro (Caracterizado por la incondicionalidad): el niño sabe que el cuidador no va a fallarle; se siente querido, valorado y aceptado. La persona debe ser capaz de estar preocupada y en constante comunicación con el pequeño, es decir una entrega casi total hacia él. Al niño no les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono. Es decir, pueden llevar una vida adulta independiente, sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.

Apego ansioso-ambivalente: el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad, de que a veces sus cuidadores están y otras veces no están. Esta inconsistencia, por parte del cuidador generan principalmente en el pequeño las emociones de miedo y angustia ante la separación o ausencia del cuidador. De adulto suele tener la sensación de no ser amados y esperan recibir mayor intimidad o vinculación de la proporcionada generando lo que se llama dependencia emocional.

Apego de tipo evitativo: Han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento; desarrollando en ellos una autosuficiencia compulsiva y prefiriendo el distanciamiento emocional. Al ser adultos suelen rechazar la intimidad con otros y tener dificultades para relacionarse.

Apego desorganizado: Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta comportamientos contradictorios e inadecuados por parte del cuidador. Lo constante en los cuidadores han sido conductas negligentes o inseguras. Los menores tienen tendencia a conductas explosivas, destrucción de juguetes, reacciones impulsivas; de adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechazan las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. 

Si bien se ha llegado, a través de otras teorías psicológicas; que lo vivido no define tu destino, en base a lo anterior podemos concluir la importancia que tiene no solo para madres (padres), sino también en figuras que son bastantes significativas en la historia de las personas como son los profesores; prepararse tanto emocional como psicológicamente para poder dar el acompañamiento que todo ser humano necesita y tiene derecho en la primera infancia. Aveces palabras como maternidad y vocación son romantizadas con la idea de que se nace sabiendo, cuando en realidad es probable que vengamos arrastrando un estilo de apego poco sano para el menor, perpetuando los sentimientos de miedo e inseguridad en siguientes generaciones.

Madres y profesores, en este mes de mayo, mes que se celebra y reconoce la importancia de estos roles en la sociedad, seamos en nuestro caminar maestros de vida dignos de recordar que dejen huellas que propicien la seguridad y relaciones sanas en nuestros pequeños.

BIBLIOGRAFIA

Tipos de Apego y sus implicaciones psicológicas – Psicólogos a tu alcance en Madrid Capital – Mentes Abiertas Psicología. (s/f). Mentesabiertaspsicologia.com. Recuperado el 30 de mayo de 2024, de https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/tipos-de-apego-y-sus-implicaciones-psicologicas