Es común solicitar los servicios de un terapeuta infantil cuando se sospecha de algún trastorno o retraso en el desarrollo, sin embargo no es necesario esperar a que un trastorno se presente para llevar a los niños a terapia. Desde un encuadre profundo e integrador, a terapia no solo se acude a solucionar problemas, ¡¡A terapia de se va a crecer!!  Conocerse mejor; divertirse y gozar.

Mediante la terapia de juego, los consultantes pueden beneficiarse del encuadre lúdico, de ese modo podrán ser conscientes de todos sus recursos internos para usarlos a su favor en las interacciones diarias, la terapia infantil tiene un impacto profundo, incluso a nivel cerebral (Perry,2000).

El trabajo terapéutico con los niños debe ser acorde a su proceso de desarrollo, el cual puede ser discrepante con su edad cronológica. Como parte primaria del proceso terapéutico se encuentra la autorregulación biológica, esto asegura que el niño (a) pueda responder de forma creativa a situaciones nuevas o conocidas, desplegando una serie de roles mayormente flexibles.  

La terapia infantil debe darse bajo un encuadre que permita participar a todos los miembros de la familia, de lo contrario, se está suponiendo que el niño es el único responsable, todo esto bajo un marco relacional seguro, predecible, frecuente y consistente, gratificante, placentero y respetuoso (Perry, 2009).

Proponemos llevar a los niños a terapia, no solo para resolver conflictos o corregir trastornos del desarrollo, el terapeuta infantil está dotado de una serie de habilidades humanas que generan vínculos profundos y sanos entre niños y adultos. La terapia permitirá a sus consultantes conocerse; generar relaciones sanas; adaptarse mejor al medio; expresar sus emociones con  iguales; con adultos y autoridades.

Referencias:

Perry, B.D. (2000)  Traumatized children: How childhood trauma influences brain development. The Journal of the California Alliance for the Mentally III 11:1, 48-51.

Perry, B.D (2009). Examining Child Maltreatment Through a Neurodevelopmental Lens: Clinical Applications  of the Neurosequential Model of Therapeutics. Journal of Loss and Trauma, 14:240–255.

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