Introducción.
En épocas recientes se habla mucho del TEA, antes denominado solamente con autismo, y es que cada vez más tenemos a más personas cercanas que padecen de este trastorno, en mi caso tengo a un familiar (niño de ahora 6 años) que desde los 3 años y medio fue detectado con TEA, por lo que mis notas son una compilación muy general de este trastorno.
El trastorno del espectro autista (TEA) es un padecimiento que se caracteriza por un deterioro en la comunicación y la relación social, por conductas restringidas y repetitivas, así como patrones de pensamiento muy rígidos.
El TEA es considerado como un trastorno del desarrollo neurológico debido a los cambios neurológicos los cuales pueden iniciar en la etapa prenatal o posnatal temprana, modificando el patrón típico del desarrollo infantil provocando signos y síntomas crónicos que usualmente se presentan en la primera infancia con factibles implicaciones a largo plazo.
Desarrollo.
Anteriormente, el autismo se definía como un conjunto de conductas rigurosamente determinadas, generalmente asociadas a un deterioro intelectual. Sin embargo, actualmente el TEA se identifica como un espectro, desde leve a severo, con el cual los comportamientos son esencialmente variables.
Como ejemplo, algunos infantes con TEA pueden no hablar o hacer oraciones simples, mientras que otros, aunque pueden tener habilidades verbales, pueden tener problemas con la comunicación social y el lenguaje practico, de tal manera que no responden apropiadamente en las conversaciones, no interpretan adecuadamente la comunicación no verbal o adolecen de la competencia adecuadas a su edad para entablar amistades. Las personas con TEA pueden tener problemas para adecuarse a los cambios en su rutina o en su ambiente. Dependiendo del grado algunos pueden tener movimientos motores estereotipados y repetitivos o respuestas sensoriales inusuales.
La o las causas que provoca del TEA no son del todo comprensibles, pueden ser múltiples factores que coadyuven al desarrollo del TEA. Se han indicado que los cambios neurológicos presentes en el TEA pueden iniciar en la etapa prenatal y postnatal temprana, entre los factores de riesgo prenatales y perinatales identificados destacan:
Existe evidencia de que cualquiera de estos factores, pueden afectar negativamente la salud prenatal y perinatal, y que pueden incrementar el riesgo de TEA, aunque es conveniente indicar que no se ha descubierto que ningún factor prenatal o perinatal tenga más que una asociación moderada con el TEA.
Se pueden identificar los criterios diagnósticos para el TEA en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición, DSM-5.
Pueden existir otras condiciones además del TEA las cuales pueden ser:
Las alteraciones asociadas pueden involucrar el retraso del lenguaje, hasta en un 87% de los niños de tres años con TEA, o una regresión del lenguaje, ejemplo, la pérdida de las primeras palabras o el desarrollo de un lenguaje receptivo-expresivo fuertemente deformado. Existe también un riesgo mayor de que los niños con TEA desarrollen epilepsia antes de los cinco años y cercanos a la pubertad, siendo mayor el riesgo en niños con discapacidad intelectual concurrente.
Hacer un diagnóstico del TEA es todo un reto, ya que no se hay pruebas médicas que valoren a las personas con TEA, su diagnóstico está a cargo de los profesionales de la salud quienes analizan la historia del desarrollo, la información proporcionada por los padres o cuidadores acerca de las conductas relacionadas con el TEA, así como realizando observaciones directas del comportamiento. Las preocupaciones inicialmente mencionadas por los padres o cuidadores de niños con TEA incluyen entre otros retrasos en el lenguaje o uso no usual del lenguaje. respuestas sociales atípicas, como complicaciones para comenzar y mantener interacciones con otros niños o simplemente no dar respuesta cuando se les llama por su nombre; indican también comportamientos repetitivos, el resistirse al cambio, y la reacción emocional y conductual.
Realmente no existe un tratamiento que “cure” el TEA, pero las intervenciones pueden reducir los síntomas más graves, mejorar la cognición, incrementando la capacidad de las personas con TEA en la participación social o en la comunidad. El mejor tratamiento del TEA suele ser multidisciplinario adaptándolo a las fortalezas y debilidades propias de la persona. Las estrategias de intervención conductual usualmente abarcan el entrenamiento en habilidades sociales focalizándose en disminuir intereses limitados y comportamientos repetitivos. Otro tipo de terapias como la ocupacional, la del habla son también útiles.
Algunos medicamentos pueden ayudar a tratar los síntomas centrales del TEA, disminuyendo las afecciones concurrentes. Los medicamentos como el metilfenidato (Ritalin), la atomoxetina (Strattera) y la guanfacina (Intuniv) que se prescriben para para tratar el TDAH, pueden ser beneficiosos en el tratamiento de niños con TEA y TDAH.
Ensayos han demostrado que la risperidona (Risperdal) y el aripiprazol (Abilify), medicamentos antipsicóticos atípicos, disminuyen la irritabilidad o la ansiedad en niños y adolescentes con TEA, aunque al tomar estos medicamentos debe haber un monitoreo para evaluar potenciales efectos adversos.
Conclusión.
Estadísticas recientes en USA indican que 1 de cada 36 niños padece de TEA, en un estudio anterior se estimaba que 1 de cada 40 lo era; esta tendencia podría indicar que hay un aumento en este padecimiento, aunque no es realmente lo que sucede, ya que datos recientes muestran que la capacidad para identificar y diagnosticar el TEA ha mejorado sustancialmente. En la actualidad hay una gran capacidad de diagnosticar a personas con TEA quienes antes podrían haber pasado desapercibidas.
Cada persona con TEA es diferente, por tanto, cada estrategia de intervención se debe adecuar a las necesidades específicas de estas.
Considerando los siguientes propósitos
Para lograr los anteriores propósitos y un buen resultado, el plan de intervención debe ser ejecutados por equipos multifuncionales que incluyen a médicos, padres, profesionales especializados, psicólogos, terapeutas conductuales y maestros, debiendo estar centradas en el entorno natural de la persona.
Referencias:
DSM-5 [Internet]. Dsm5.org. [Citado: 2015 de octubre de 2020]. Disponible en: http://www.dsm5.org Autism Spectrum Disorder Fact Sheet.
Elsevier (2013), Espín Jaime J.C. Cerezo Navarro M. del Valle, Espín Jaime F., Lo que es trastorno del espectro autista y lo que no lo es, https://www.elsevier.es/es-revista-anales-pediatria-continuada-51-articulo-lo-que-es-trastorno-del-S1696281813701550
Martín del Valle F., García Pérez A., Losada del Pozo R., (2022), Trastornos del espectro del autismo, extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/08.pdf
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